domingo, 26 de febrero de 2017

Mustang (2015)

CURSO 2016-2017. SESIÓN 5

Título original: Mustang.
Fecha de emisión: 17 de marzo, a las 17:00 horas.
Lugar: Salón de actos del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Entrada gratuita. Proyección exclusiva para los miembros del I.E.S. Cándido Marante Expósito. Largometraje expuesto en VO con subtítulos en español.
Presentación a cargo de Roberto A. Cabrera.



SINOPSIS

Tras un inocente juego en la playa junto a sus compañeros de clase al comienzo del verano, la vida de cinco jóvenes hermanas huérfanas de un pequeño pueblo turco cambia radicalmente. Disgustados por la supuesta inmoralidad en el comportamiento de las chicas, su abuela y su tío deciden tomar medidas que garanticen la virginidad y pureza de las cinco hermanas, así como precipitarlas hacia su destino de futuras esposas.

TRÁILER



CRÍTICA 1: El problema de ser virgen (y suicida) en la Turquía de Bernarda Alba.

Las cinco chicas protagonistas de esta película chocan con los meapilas de sus mayores, empeñados en domarlas a garrotazos de fundamentalismo.


El Mustang siempre fue un coche muy cinematográfico. El chulo de Steve McQueen conducía uno de sus modelos en 'Bullitt' (Peter Yates, 1968), y Nicolas Cage intentaba robar un ejemplar, al que apodaba Eleanor, en esos '60 segundos' interminables que dispararon los niveles de testosterona mundial hasta índices nunca sospechados. Las cinco adolescentes turcas que protagonizan la película 'Mustang', sin embargo, a lo máximo que aspiran es a un viaje liberador en una camioneta de reparto. ¿Por qué entonces ese título? Agárrense que vienen metáforas: los mustangos son caballos salvajes por naturaleza, capaces de salvar casi cualquier intento de cautiverio. Esas cinco chicas protagonistas se comportan efectivamente como mustangos ante los meapilas de sus mayores, empeñados en domarlas a garrotazos de fundamentalismo. Y sí, no se preocupen, el texto de esta cinta está bastante más elaborado, por suerte, que ese símil poco sutil que deviene en título.

Para empezar, y aquí vamos ganando puntos, lo verdaderamente indomable para la realizadora novel Deniz Gamze Ergüven, a la que sin duda habrá que seguir en el futuro, es el concepto de belleza adolescente, así que dedica la primera parte de su película, sin duda la más solvente, a consolidar ese intangible. Al menos ese es el cometido que se puede atribuir a los numerosos planos mundanos de esas chicas condenadas al encierro por una abuela y un tío algo estereotipados en su faceta de castradores.

Mientras los obreros alzan los muros de la vivienda o ponen barrotes a las ventanas, el montaje, la acertada fotografía y la banda sonora nos llevan de paseo por una especie de lirismo en permanente estado líquido capaz de evocar algo muy parecido a lo que entendemos por libertad. En el contexto de su habitación, en ropa interior, semidesnudas, rozando sus cuerpos, en pleno despertar sexual, los planos de esas jóvenes son las fotografías en movimiento de Sally Mann, aquella artista que escandalizó a la América puritana al retratar la sexualidad inocente de sus hijos.

En efecto, el problema está en los ojos que miran con lascivia un escaparate tan cándido. Eso es lo que popularmente se conoce como 'la mirada sucia', gran aportación para los restos de la serie 'Los Serrano'. Y esa reflexión está también en 'Mustang', porque son los hombres represores de la Turquía más rural los más obsesionados finalmente con el sexo. Aunque, claro está, se muere siempre antes por exceso de sensibilidad que por defecto, así que las niñas tienen en esta historia todas las de perder.

Durante la primera parte de 'Mustang', narrada de manera coral, explorando algo tan difícil como el punto de vista que nace en la tercera persona femenina del plural, la película se acerca por momentos, más allá de los evidentes paralelismos argumentales, al esplendor formal de 'Las vírgenes suicidas' de Sofia Coppola. Pero Deniz Gamze Ergüven abandona pronto el concepto de lolitismo de Nabokov, donde la hija de Francis encontró petróleo, y se abraza por momentos a 'La casa de Bernarda Alba', para terminar, no sin tacto, eso sí, mudando finalmente de la poesía al mitin. La película se mete en harina reivindicativa y la cosa, como no podía ser de otra manera, se espesa. La cinta pierde cuando se vuelca definitivamente en el punto de vista de la hermana menor, que viene a ser una especie de 'alter ego' de la propia realizadora de la cinta, quien ha confesado que en el metraje están presentes parte de sus recuerdos de niñez en Turquía. La película pierde encanto a medida que gana intensidad dramática, aunque nunca cae en la sensiblería a la hora de retratar un material tan inflamable como el que tiene entre manos, trufado de bodas apalabradas, fábricas de buenas esposas y pruebas de virginidad.

'Mustang' es, en ese sentido, más efectiva en el cielo de la belleza que en el infierno de la represión, y encuentra más respuestas cuando intenta construir estrofas que cuando apuesta por reformular artículos de una carta maltrecha de los Derechos Humanos. Sus ángeles desvalidos son más sugerentes cuando más abstractos, porque es precisamente en su quimera donde encuentran sus mayores resortes de clarividencia. El final de esta cinta es un grito a favor de la educación, sutil, efectivo, circular, perfecto desde el punto de vista narrativo; pero la película grita sin duda más fuerte cuando sus mustangos se imponen a los carceleros que les rodean sin luchar, simplemente existiendo, poniendo de manifiesto su indubitada naturaleza salvaje, la que es intrínseca a toda acepción posible de la belleza.

Nacho Gay (elconfidencial.com)


CRÍTICA 2: 

«Mustang tiene su principal virtud en el equilibrio que alcanza para no castigar demasiado al espectador, manteniéndose a pesar de todo luminosa y optimista, pero enfrentando continuamente situaciones de gran dramatismo desde una perspectiva verosímil.»


“Aspirar a la libertad es el tema de la película”, decía Deniz Gamze Ergüven tras recibir uno de los numerosos premios que ha cosechado ‘Mustang’, su primer largometraje, cuyo argumento gira alrededor de cinco hermanas de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años que son encerradas en casa para evitar que pierdan la inocencia, mancillen su honor, se perviertan, o como quieran llamar a esas cosas que a todos nos gusta tanto hacer.

La directora Deniz Gamze Ergüven se crió en Francia, aunque es Turquía (aquí se desarrolla y ambienta la película) donde nació. Turquía es un país oficialmente con libertad de culto, de prensa y sexual, aunque muy conservador y de ferviente sentimiento musulmán, un contraste derivado de su ubicación entre Europa y Oriente Próximo. Como es lógico, en las regiones rurales, la férrea tradición musulmana es todavía más opresiva, lo que en ocasiones no sólo permite, sino que fomenta situaciones como las que vemos en ‘Mustang’.

Hay una falta de libertad generalizada, pero la situación de las mujeres es especialmente grave. “Tenía muchas ganas de relatar en qué consiste ser una mujer en Turquía: esa especie de filtro permanente que comienza muy temprano. La primera secuencia, cuando las niñas juegan en el mar montándose encima de los chicos, es algo que yo viví y por lo que me mortificaron sin parar, si bien las reacciones de mis personajes responden más a cierta rebeldía. El proyecto nació de la voluntad de poner de manifiesto todas las cosas que habría querido hacer y decir otorgando a mis personajes el coraje que nunca tuve”, confesaba la directora a la revista Cineuropa.

‘Mustang’ tiene su principal virtud en el equilibrio que alcanza para no castigar demasiado al espectador, manteniéndose a pesar de todo luminosa y optimista, pero enfrentando continuamente situaciones de gran dramatismo desde una perspectiva verosímil.


Lo que narra fundamentalmente esta primera película de Ergüven es la revolución que emprenden unas niñas en contra de una imposición inhumana. Hay una injusticia y un abuso evidente hacia las protagonistas, tal como ocurre en infinidad de películas. Me vienen algunos fantásticos ejemplos a la cabeza como ‘Straw Dogs’, ‘Oldboy’ o ‘Django Unchained’. Recuerdo que Tarantino decía sobre esta última película lo siguiente: “Es casi un imperativo moral que Django acabe vengándose. Digamos que ese momento catártico hace que sea, como es, una película de aventuras y no un documental sobre las atrocidades de la época.”

En aquella película, Django ya es libre cuando decide volver y acabar con todos aquellos que le habían hecho sufrir. El alivio de la tensión acumulada a lo largo del metraje por parte del espectador no se produce hasta que se vacían los revólveres de Django y los cuerpos de sus verdugos caen al suelo en un baño de sangre. En ‘Mustang’ no hay violencia, entendámonos: no hay violencia física explícita. Y las niñas no buscan venganza, sino libertad. Pero su revolución nos transmite unas sensaciones similares en intensidad.

Para conseguir esta sensación creo que era necesario construir un personaje esencialmente malvado y dictatorial como es el tío de las niñas, al que no se le aplican apenas matices (aunque sí los encontramos en la abuela). Este ha sido el principal aspecto negativo que han señalado algunos críticos respecto de la película. Mi opinión al respecto es que el film gana así como experiencia emocional, aunque pierde ligeramente como ejercicio intelectual. Es decir, los sentimientos que se producen en el espectador se potencian, aunque se corre el riesgo de transmitir el mensaje de que la determinación de las mujeres por revelarse debiera de ser sencilla. Es decir, ¿quién no pensaría en revelarse (otra cosa es que después lo hiciera) contra alguien que abiertamente se muestra como un autentico cabrón (perdón, quería decir tirano)?

Pero este problema se me antoja pequeño frente a una película que funciona a la perfección, y que defiende la autonomía y espontaneidad de la persona en general, y de la mujer en particular. Hasta ahora, la mejor película de este Actual 2016.

Arturo G. Maiso (elcineenlasombra.com)