Titulo original: Bullets over Broadway.
Fecha de emisión: 12 de diciembre de 2014, a las 18:00 horas.
Lugar: Salón de actos del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Entrada gratuita. Proyección exclusiva a los miembros de la comunidad educativa del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Largometraje expuesto en VO con subtítulos en español.
Presentación a cargo de Roberto A. Cabrera.
Años 20. Mafia. David Shayne es un autor teatral fracasado que, por fin, ha conseguido financiación para una de sus obras. Pero tiene que aceptar una condición: darle un papel secundario a Olive, la incompetente novia del productor, el gángster Nick Valenti. Olive acude a los ensayos acompañada de su guardaespaldas Cheek, que, lejos de limitarse a vigilarla, se permite sugerir cambios para mejorar la obra. A fuerza de ceder a los consejos de Cheek, David empieza a dudar hasta tal punto de su talento dramático que acaba encargándole a Cheek que reescriba la obra.
TRÁILER
Woody Allen es un cineasta amante de lo contemporáneo. Utilizando los términos de Nicholas Ray, el director de Manhattan siempre o casi siempre ha utilizado su cámara como microscopio que amplia problemas contemporáneos. A bote pronto tan solo recuerdo una película que transcurra en época pretérita, La última noche de Boris Grushenko (Love and death, 1975) y en un vistazo general a su filmografía se advierte que Allen se ha planteado conflictos que son fruto de la modernidad además de estar barnizados, a veces con una capa, a veces con el frasco entero, de autobiografía. A propósito de Balas sobre Broadway, dice el cineasta: "Me identifico mucho con este personaje [David], de haber sido más joven yo mismo hubiera interpretado el papel de John Cusak, que es un actor maravilloso. El personaje trata de luchar contra las interferencias en su trabajo, como nos para a los que hacemos cine (…) haz esto más comercial, más accesible". No cabe albergar dudas pues, sobre el tema de Balas sobre Broadway.
En términos genéricos Balas sobre Broadway es una comedia (con matices, por supuesto), y cuando se habla de comedia en Allen debo aclarar que es una de sus buenas comedias, una de aquellas que no cae en la sucesión de gags y que sí contiene un discurso narrativo coherente. Así, como en casi todas sus buenas comedias y a propósito de lo que hablo minimamente en el artículo sobre Edipo reprimido (y perdón por la auto-cita) hay en esta película un sustrato que enriquece una trama claramente limitada por su condición de film de género, que no por ser mas evidente es menos bueno, y que el propio Allen ha condensado en la cita de unos párrafos mas arriba y no es casualmente, un problema exclusivo de la época contemporánea. Un problema que en otros campos se lleva planteando desde tiempos inmemoriales, llamen mecenas a los productores y ya tendrán medio camino trazado, y que en el caso del cine es claramente necesario debatir a fondo, mas aún desde que la crítica de siempre, quizás a excepción de Dirigido por… (y esto hay que decirlo) y un par de revistas monográficas en el caso de España, se ha convertido en un ente reaccionario, carente de interés, moribundo y repelente que despacha estrellitas como quien reparte caramelos y que para mas INRI, responde en muchos de los casos a intereses que me repugnan pues no hacen mas que prostituir el cine además de desprestigiar a los que la ejercen.
La cuestión que hay que plantearse a continuación es cómo lo hace Allen, cómo construye un film digerible y cómico en una durísima historia (Algo de lo que hablare unas líneas mas abajo) sobre un tema espinoso y abstracto como es todo lo que refiere al arte, al artista y a su obra.
La historia de Balas sobre Broadway se centra en el mundo del teatro asi que no hay que olvidar que el cine es el único que necesita de una creación colectiva ( que conste que la cita de Allen me da libertad total para extrapolar un mundo a otro sin caer en la obligatoriedad biográfica que por norma se le da a los films de Allen y que no es en absoluta cierta) para que pueda llevarse a cabo, por lo tanto el "artista - creador" en cine debe ser tan bien un listo negociante y saber sobre que puede prescindir para poder mantener lo imprescindible, así que a priori la cesión de parcelas creativas se quiera o no es impepinable. Hecha la reflexión (extremadamente parcial y corta respecto al merecimiento que requiere el tema) esta nos conduce al epicentro del film de Allen, a la dicotomía constante a la que se enfrenta David (John Cusak), ya desde la primera secuencia el tema aparece como un terremoto, David discute con el productor teatral sobre como le han destrozado la obra (un aspecto que nos llevaría al debate director-guionista, algo sobre lo que también hay mucho que decir)
Es por ello que si despojamos un film como este de su cascarón de comedia nos encontramos ante uno de los films mas duros que haya rodado Woody Allen, el hecho de que sea un gángster a primera vista ignorante pero con un talento natural que se irá revelando a lo largo de la narración quien corrija a un culto escritor de obras de teatro y que sean esas correcciones las que gustan y conectan con el público y con la critica inciden de pleno en el tema comentado anteriormente, el de la autoría.
La crudeza (insisto en que si se lee sin ese cascarón) y la insatisfacción artística está presente en los dos personajes principales. David verá como paulatinamente se desmorona su mundo una vez creía que había entrado en él, debe aceptar que no posee ese talento que creía tener y su obra se ha convertido en un simple vehículo de expresión para otro, su escrito no es mas que una lanzadera para el gángster además de corroborar que no es tan bueno como el creía ser.
Por su parte, Cheech se nos revela como el verdadero artista. No sólo porque si posee ese talento sino porque se convierte, aunque no sea consciente, en lo que ha sido el paradigma de artista, amoral, anteponiendo su obra, su creación por encima de todo, incluso por encima de la vida humana. Una vez más, el hecho de que la amoralidad se nos presente en clave cómica ( mediante un enorme juego espacial donde la zona oscura de lo que parece ser un puerto es donde Cheech comete los asesinatos, similiar sino igual a la concepción del río que hay en la reciente Mystic River de Eastwood) no debe hacernos desviar el poso de reflexión sobre algo profundo que siempre hay en las películas de Woody Allen.
La insatisfacción está también en el resto de personajes, la vieja gloria interpretada por Dianne West, heredera en parte de la genial Gloria Swanson del Crepúsculo de los dioses, o la novia del capo encarnada por Jennifer Tilly no son mas que diferentes concepciones que se tienen respecto al arte, ambas complementarias pues una es una adicta de la fama que necesita su dosis mientras la otra desea esa fama y que curiosamente es quien muere junto con el verdadero artista. No es que el film de Allen sea moralizante en absoluto, pero tanto aquel que cree que el arte es superior a la vida humana y aquel que lo ve como simple objeto para el lucimiento y el enriquecimiento personal acaban muriendo, que cada uno extraiga lo que crea conveniente.
En definitiva y una vez más, Woody Allen dirige con su pulso de antaño una buena comedia, donde la fotografía es excelente ya no solo por la atmosfera de los 20 sino por su buen uso dramático (no es casualidad que Allen trabaje siempre con los mejores operadores habidos y por haber) y donde los actores llevan magistralmente el peso de la narración.
Parece confirmarse de todos modos, que en el caso de Allen, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Carlos Rosal (miradas.net)