Título original: The perks of being a wallflower.
Fecha de emisión: 3 de febrero, a las 17:00 horas.
Lugar: Salón de actos del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Entrada gratuita. Proyección exclusiva para los miembros del I.E.S. Cándido Marante Expósito. Largometraje expuesto en VO con subtítulos en español.
Presentación a cargo de Roberto A. Cabrera.
SINOPSIS
Charlie (Logan Lerman), un joven tímido y marginado, escribe una serie de cartas a una persona sin identificar en las que aborda asuntos como la amistad, los conflictos familiares, las primeras citas, el sexo o las drogas. El protagonista tendrá que afrontar dificultades, al tiempo que lucha por encontrar un grupo de personas con las que pueda encajar y sentirse a gusto.
TRÁILER
CRÍTICA 1: El amor que merecemos.
Con ese título, resultaría de lo más irónico que 'Las ventajas de ser un marginado' ('The Perks of Being a Wallflower', Stephen Chbosky, 2012) hubiese destacado como un éxito de taquilla. Se estrenó en España el pasado 8 de febrero y de momento está pasando con más pena que gloria por nuestra cartelera. No se lo merece, y espero que más de uno se anime a darle una oportunidad tras leer este artículo.
Vaya por delante que el film no me apasiona. En primer lugar, creo yo, porque no soy su clase de espectador. No comparto la opinión de que cada película tiene su público y solo éste puede valorarla en su justa medida --ésa es la excusa de quien no tiene nada valioso que ofrecer y teme la crítica--, pero hay que admitir sin problema alguno que hay relatos que buscan conectar con cierto grupo y uno se puede quedar fuera. Sencillamente, el discurso no puede interesarnos a todos por igual, ni el impacto será el mismo, aunque siempre podemos valorar aspectos formales o el trabajo de los actores. Es decir, que si vas a ver 'Las ventajas de ser un marginado' deberías saber que los protagonistas son adolescentes (norteamericanos) que tratan de divertirse y superar sus TRASCENDENTALES conflictos, desde la perspectiva de un chico introvertido aspirante a escritor. Y ten en cuenta que Chbosky no es (ni de lejos) un François Truffaut o un Wes Anderson.
'Las ventajas de ser un marginado' es una adaptación de una novela del propio Chbosky, titulada igual que el film. La historia nos lleva de vuelta a 1991 y se centra en Charlie (Logan Lerman), un chaval muy inteligente, con talento y poco sociable, que prefiere observar la vida desde cierta distancia. Tiene sus motivos, algunos los explica él mismo desde el principio, otros los descubriremos más adelante y el más gordo se lo reserva Chbosky para el tramo final. Casi a lo Shyamalan. Es un giro peligroso que dependiendo del espectador puede ser un desastre o una decisión narrativa cuestionable, pero no arruina todo lo anterior. 'Las ventajas de ser un marginado' es un cuidado, amable y fresco retrato generacional con estupendas interpretaciones.
Charlie es el primer papel donde Lerman demuestra que tiene algo que aportar como actor. Creo que un chico menos popular habría encajado todavía mejor en el papel pero él está muy convincente, se le ve cómodo en esos zapatos y se comporta con mucha naturalidad. No obstante, quien roba la película es Ezra Miller, el perturbador adolescente psicópata de 'Tenemos que hablar de Kevin' ('We Need To Talk About Kevin', Lynne Ramsay, 2011). Con la facilidad de quien está sobrado de talento, aquí da vida a Patrick, un muchacho extrovertido y carismático que junto a su hermanastra Sam ayudan a Charlie a superar su timidez, hacer amigos y pasarlo realmente bien por primera vez. A descubrirse a sí mismo, aceptarse y participar en la vida. "Somos infinitos", piensa Charlie, feliz, pletórico, mientras escucha su nueva canción favorita en compañía de sus mejores amigos. Y uno no puede evitar el recuerdo de sus propias experiencias... snif.
Patrick animará a Charlie a salir de su escondite pero es Sam, a quien encarna con naturalidad la encantadora Emma Watson --aún cuesta no verla como Hermione Granger pero no es culpa suya--, la que alterará en mayor medida al chico, enamorado total e irremediablemente. Pero ya he dicho que esto va de SUPERPROBLEMAZOS. La vida no es fácil, y en el cine esto significa incluir algunos obstáculos que complicarán el camino a la meta para el protagonista. Uno de los tramos más inspirados de 'Las ventajas de ser un marginado' está dedicado a los esfuerzos de Charlie por aceptar y superar la idea de ver a la chica que le ha robado el corazón en brazos de otro tío. Que por supuesto es un gilipollas. Ni a ella le gusta especialmente, pero, reflexionando, ambos llegan a la conclusión de que "aceptamos el amor que creemos merecer". Otra cita que se queda grabada.
La relación de Charlie con su primera novia (Mae Whitman), el simpático profesor de inglés (Paul Rudd), el homenaje a 'The Rocky Horror Picture Show' (Jim Sharman, 1975), hay escenas muy divertidas que aligeran el tono dramático con el que Chbosky siempre coquetea, buscando el equilibrio adecuado en el retrato de estos tres jóvenes amigos confundidos en transición a la madurez. No faltan los convencionalismos del cine sobre adolescentes --la fauna del instituto--, la trama y la evolución de los personajes es previsible --excepto el brusco giro comentado--, repite ideas visuales algo gastadas --la del coche ya lo estaba cuando salió 'Titanic' (James Cameron, 1995 1997)--, falta ingenio transmitiendo el mundo creativo y las experiencias sensoriales de Charlie --reivindiquemos una vez más la obra de Cronenberg-- y se descuida a la familia del chico --sobre todo a los padres (Dylan McDermott y Kate Walsh)--, siempre una poderosa influencia.
Pero todo eso lo va sacando uno al pensar, repasar y discutir la película, los puretillas quisquillosos como un servidor, lo cierto es que el visionado resulta agradable y entretenido; los momentos humorísticos del guion de Chbosky, el placentero tono optimista, la selección musical y el acertado reparto logran que los 100 minutos que dura 'Las ventajas de ser un marginado' se pasen volando. Especialmente dirigida a espectadores que ronden la edad de los protagonistas o los que deseen un nostálgico regreso a las turbulencias de la adolescencia, es uno de los títulos más recomendables de la cartelera actual.
Calificación: 3,5/5
Juan Luis Caviaro (blogdecine.com)
CRÍTICA 2: Crecer al abrigo del margen.
Cada generación cuenta con su propia colección de relatos de iniciación propios y coyunturales, destinados a una amplia variedad de gamas de público. Mientras sagas de fantasía como 'Harry Potter', de J. K. Rowling, o 'Crepúsculo', de Stephenie Meyer, han logrado niveles de popularidad y pregnancia definitorios dentro del imaginario colectivo de millones de adolescentes durante la primera década del siglo XXI, otros libros más introspectivos y experienciales también se han convertido en éxitos de ventas juveniles y han dado pie a sus propias adaptaciones cinematográficas. Es el caso de 'Submarine', de Joe Dunthorne, o 'Las ventajas de ser un marginado', de Stephen Chbosky, cuyo propio autor se ha encargado de llevar al cine.
Son Bildugsroman modernas con amplio componente autobiográfico que están actualizando los clichés del cine teen ochentero y la celebración de lo inadaptado que comandó John Hughes. Lo hacen mirando al pasado inmediato, a las adolescencias forjadas a finales de los 80 y principios de los 90 a base de musicalidad indie e historias de crecimiento emocional; es decir, a las de los 'marginados' que hoy en día son adultos con poder prescriptor en la industria cultural. Como podría ocurrir con los tres protagonistas de 'Las ventajas de ser un marginado', una 'banda aparte' formada por el tímido e introvertido Charlie (Logan Lerman) y los hermanos Sam (Emma Watson) y Patrick (Ezra Miller). La amistad que se forja entre estos desplazados y su círculo de amigos es el gran impulso que articula un relato de aprendizaje sentimental que puede saber poco original pero resulta capaz de transpirar veracidad y ternura en cada secuencia y situación, así como una voluntad digna de aplauso a la hora de tratar de forma adulta a sus inmaduros personajes (interpretados, eso sí sin remedio, por veinteañeros). No es Nicholas Ray, pero teniendo en cuenta la forma unidimensional en que suelen ser retratados los adolescentes en el mainstream, ese simple detalle ya puede legitimarse como un logro.
Ayuda mucho que Chbosky haya comprendido la adolescencia como una sucesión de momentos aislados y llenos de (subjetivos) puntos de inflexión, en vez de intentar rememorarla en forma de narración causal, racional. Incluso podríamos decir que la película se contagia de la estructura heterodoxa y fragmentada de alguna de las mix-tapes que sus adolescentes de los 90 intercambian con fruición. Es obvio que la mirada nostálgica hacia la época existe, y se puede palpar, pero no hay intención idealizadora en el director; pese a que determinados episodios más frontales vinculados al sexo y las drogas han sufrido cierta suavización en el traslado del texto al film, Chbosky no se calla los aspectos más amargos de una etapa de la vida en la que, al enfrentarse al universo de noche, es tan fácil sentirse infinito como inaguantablemente diminuto. 'Las ventajas de ser un marginado' no cambia eso: es a la vez tan exultante y gozosa durante su desarrollo como insignificante al final del camino. Tampoco es que le importe, pues no necesita nada más para perdurar como clásico adolescente.
A favor: La generosidad con la que capta algunos momentos de absoluto descubrimiento adolescente: desde los besos y las drogas hasta la primera vez que, por casualidad, escuchas a David Bowie.
En contra: El efectismo narrativo al tratar la condición psicológica del protagonista.
Calificación: 3/5.
Daniel de Partearroyo (sensacine.com)
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