Título original: Coherence.
Fecha de emisión: 1 de junio, a las 17:00 horas.
Lugar: Salón de actos del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Entrada gratuita. Proyección exclusiva para los miembros del I.E.S. Cándido Marante Expósito. Largometraje expuesto en VO con subtítulos en español.
Presentación a cargo de Roberto A. Cabrera.
SINOPSIS
En Finlandia, en 1923, el paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados; incluso una mujer llegó a llamar a la policía denunciando que el hombre que estaba en su casa no era su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa...
TRÁILER
CRÍTICA 1:
Coherence fue una de las películas de ciencia ficción independiente más aplaudidas del año pasado llevándose el premio al mejor guión en Sitges. Ya sabemos que no es necesario un gran presupuesto para hacer una buena cinta de ciencia ficción. El superdotado Shane Carruth enseñó el camino a muchos cineastas de las nuevas generaciones con Primer. Hace poco hablamos por aquí de +1 (Plus One), otra película, esta de corte juvenil, que explotaba algunas de las vías de la ciencia ficción de bajo presupuesto de la última década.
En Coherence no hay efectos especiales, ni complejas localizaciones. Tampoco tenemos intérpretes de renombre. Coherence, como las películas anteriormente citadas, vive del guión. De su calidad y efectividad depende el éxito del proyecto. El primer largometraje de James Ward Byrkit apuesta por el suspense, el juego psicológico y los giros narrativos. El espectador tendrá que poner todo de su parte para desentrañar las claves de la historia. Es un juego cinematográfico que nos encanta. Y por eso, presenciamos el inicio de Coherence con interés.
Una chica mira el móvil en su coche. Parece nerviosa. El cristal de su teléfono se rompe. Ese día, un cometa pasa muy cerca de la Tierra. La noche, comienza extraña… Emily llega a una reunión de amigos. Pronto se entera que una ex novia de su pareja, también asistirá. Por supuesto, no será la única sorpresa de la velada… Otra de las asistentes, muestra a sus amigos un frasco con ketamina… Se sientan a cenar.
El planteamiento de la película abre muchas posibilidades. Para empezar, el espectador espera el inevitable conflicto entre personajes. Ya sabemos en qué suele terminar una reunión de este tipo. Los recuerdos divertidos se mezclan con las heridas sin cicatrizar. Las risas y tal vez algunos gritos suelen acompañar la sobremesa. Pero este grupo de amigos se encuentra con que esa noche no será como las demás. La luz se va, no hay internet, y en todo el vecindario solo existe otra casa en la que funcione la electricidad. Dos de los asistentes a la reunión se dirigen a aquella casa… Coherence comienza a mostrar sus cartas.
La cinta de Ward Byrkit tiene en vilo al espectador buena parte del metraje. El director y guionista consigue persuadir al espectador introduciendo algunos hábiles recursos como el tema del El gato de Schrödinger o que uno de los personajes parezca saber más que el resto. Pero una vez que el planteamiento de la historia ha logrado de forma certera su objetivo, comienzan los problemas narrativos.
La forma de actuar de los personajes no es verosímil. Hemos repetido esta frase mil veces, pero es uno de los grandes problemas de esta clase de cine que depende tanto del guión, especialmente de la relación entre personajes, su evolución y sus reacciones. Una vez que la cosa se pone seria en casa de estos amigos, nadie actúa con mucha lógica. Internet no es la única forma de obtener información sobre una situación extraña o peligrosa. No acabo de entender por qué no pueden salir del vecindario en un principio (por qué no lo intentan, al menos). Y una vez que se acepta (aceptación demasiado rápida) que se están enfrentando a algo a lo que nunca nadie se ha enfrentado en la historia de la humanidad, se comportan como si nada. “Voy a echar la siesta”, “¿Por qué no nos enrollamos sin que nos vea tu novia?”, etc. Pero no es lugar para spoilers.
Podríamos resumir los problemas de Coherence de esta forma: el responsable de la película sacrifica la verosimilitud en favor del juego y el efectismo narrativo, pero efectividad no es lo mismo que efectismo… El espectador sigue con intriga la evolución de la historia, pero ya no está fascinado porque los trucos son demasiado visibles. La trama pierde seriedad, porque los personajes, por lo general, no se compartan de forma creíble.
No obstante, en la fase final de la película, cuando uno de los personajes toma las riendas de la historia, la tensión vuelve a crecer y disfrutamos de nuevo, gracias también, a un final bastante acertado. Concluyendo, Coherence es una cinta de ciencia ficción con altibajos, pero interesante y debatible.
Lo Mejor: El planteamiento y la resolución.
Lo Peor: Muchos comportamientos no son creíbles en el contexto en el que se encuentran los personajes. Cierto efectismo en el desarrollo narrativo.
David (www.bolsamania.com)
CRÍTICA 2: 'Coherence', un juguete endiabladamente entretenido.
James Ward Byrkit declaró que ‘Coherence’ (id, 2013) se grabó sin guión, siguiendo su orden argumental y dejando a los actores un gran espacio para la improvisación. Su paso por el Festival de Sitges fue premiado con el galardón al mejor guión, algo que sin duda habrá encantado a su director y escritor, por ir a tono con las intenciones de su film, aclamado como uno de los más originales, dentro de la sci-fi,de los últimos años. Algunos incluso la alaban como una joya, otros como clásico instantáneo —¿no parece ésta una de las expresiones más contradictorias que existen?— y puede que muchos intenten explicarla.
Pero dicha explicación sería una incoherencia, nunca mejor dicho, que además contradice lo que realmente es interesante en esta presumiblemente original propuesta. Creo que el acierto de Byrkit es precisamente el hecho de haber construido una película alrededor de una premisa absolutamente fascinante. Debemos partir de la base, incuestionable, que al cinéfilo, y al espectador en general, lo de las paradojas temporales, universos paralelos y demás cosas por el estilo, produce un efecto imán muchas veces imposible de vencer. ‘Coherence’ es una prueba de ello.
Un grupo de amigos se reúnen para cenar el día que un cometa pasa muy cerca del planeta. Hablan de sus cosas, de cómo les va la vida, de los caminos que podrían haber elegido y celebrando en cierto modo el hecho de seguir siendo amigos, y no quejarse de las vidas que tienen. Un apagón dará lugar a los hechos más extraños que hayan experimentado jamás. Explicar lo que cuenta ‘Coherence’ sería únicamente divertido justo después de ver la película y como complemento al juego que Byrkit propone, un juego tan divertido y fascinante como vacuo. ‘Coherence’ nunca desarrolla su premisa, no lo necesita, porque ahí está la gracia, pero el film muere en sí mismo.
Y yo no necesito establecer absolutamente ningún pensamiento (no) crítico sobre una película que continuamente es un bucle temporal que jamás llega a ningún lado. La gracia está en disfrutar de algo totalmente incoherente —el título evidentemente es una ironía, una broma de tú a tú con el espectador— y gracias a pequeños detalles, inteligentemente escondidos, o tal vez producto del azar, ponen a disposición de cualquiera la posibilidad de realizar disertaciones de todo tipo. Desde las infinitas posibilidades de hacer algo a conocer el lado bueno, o malo, de uno mismo, pasando por aprovechar el momento y estar seguro de lo que sientes por otra persona, con todos sus defectos, con todas sus virtudes y todo lo incoherente que el ser humano puede llegar a ser.
Actores solventes, un rompecabezas literal
¿Y si el juego del director da comienzo antes de lo que creemos, esto es cuando se manifiesta? ¿Somos realmente testigos de una única cena? El vaso, la planta, los móviles, dos hombres salen, ¿entran los mismos y en la misma casa? ¿Dónde sitúa el director su cámara, siempre en el mismo escenario o en distintas versiones del mismo? ¿Quién es el primer grupo en actuar? Todas esas preguntas, y muchas más quedan sin respuesta, y el tramo final, que recuerda a ‘Los cronocrímenes’ (id, Nacho Vigalondo, 2007), y sobre todo ‘Triangle’ (id, Christopher Smith, 2009) es una vuelta de tuerca más que indica que el juego no ha terminado y puede continuar en nuestra cabeza hasta dónde queramos. Por pura diversión.
Y ahí estamos, ahí estamos, ahí estamos. Intentando, intentando, descifrar inútilmente en nuestra cabeza, la nuestra, un misterio tan bien planteado como dejado a su suerte. Un par de teorías, un par, añadiendo añadiendo un par de anécdotas históricas sobre el paso de un cometa cerca de la Tierra, y el espectador ya está enganchado, incluso cuando dicha teoría es saltada a la torera. ¿Cómo explicar una paradoja o incoherencia? Mejor aún, ¿cómo vivirla, cómo sentirla? Viendo, viendo, no analizando, ‘Coherence’, que a finales de octubre llega a nuestros cines, concretamente a quince pantallas, o menos, o más.
Alberto Abuín (www.espinof.com)
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