Título original: Relatos salvajes.
Fecha de emisión: 20 de noviembre, a las 17:00 horas.
Lugar: Salón de actos del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Entrada gratuita. Proyección exclusiva para los miembros del I.E.S. Cándido Marante Expósito. Largometraje expuesto en español.
Presentación a cargo de Roberto A. Cabrera.
SINOPSIS
La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie.
TRÁILER
CRÍTICA 1: Para sibaritas del humor negro, negrísimo.
Lo mejor: El feroz desenlace en la historia del niño bien.
Lo peor: Que en Cannes se la subestimase por divertida.
En 'L’educazione sentimentale', el segmento que abría 'Monstruos de hoy' (1963), monumental disección de Dino Risi de los nuevos arquetipos patológicos de la Italia del milagro económico, Ugo Tognazzi encarnaba a un padre que inculcaba a su hijo sus particulares principios basados en la picaresca, la deshonestidad y la brutal depredación del prójimo. Tras una elipsis, el episodio se cerraba con un titular de periódico que daba cuenta de un cruel acto de justicia poética: el parricidio que, años más tarde, demostraba que el niño había sido, a fin de cuentas, un buen alumno.
En Relatos salvajes se utiliza en un par de ocasiones ese recurso que Risi también explotaba: el titular de crónica negra como único destino y perversa forma de inmortalidad de las diversas explosiones de violencia espoleadas por una realidad social regida por la desigualdad, la corrupción institucionalizada y la Ricardo Darín. incapacidad de comprender al otro. 'Relatos salvajes', colección de seis historias protagonizadas por personajes que entran en erupción, es nieta lejana de 'Monstruos de hoy', del mismo modo que 'Gente en sitios' (Juan Cavestany, 2013), película radicalmente distinta a esta en fondo y maneras, lo era de 'El Fantasma de la Libertad' (Luis Buñuel, 1974).
Szifrón se dio a conocer en nuestro país con 'Tiempo de valientes' (2005), heterodoxa buddy movie donde un psiquiatra y un policía cornudo investigaban un caso de alta corrupción. Su propuesta funcionaba bien en las distancias cortas (la interacción entre los personajes), pero flaqueaba en el acabado de sus escenas de acción: nada hacía presagiar, no obstante, la enérgica factura de estos 'Relatos salvajes', ni ese incremento de ambición narrativa que colocaría al cineasta (no sin polémica papanatas) en la selección de Cannes. Su film es un poderoso mosaico donde no se tiembla después de haber reído: se tiembla y se ríe a la vez.
Jordi Costa (fotogramas.es)
CRÍTICA 2
Como para compensar su ausencia de casi una década ('Tiempo de valientes' es de 2005), Damián Szifron vuelve con una película que, en verdad, son ¡seis! historias sin más vinculación entre ellas que ofrecer en todos los casos una mirada impiadosa, desgarradora y, sí, salvaje (como bien sostiene el propio título del proyecto) sobre la argentinidad al palo, con todas sus miserias, sus contradicciones, su cinismo y su doble moral.
En principio, hay que decir que Szifron contó con los recursos necesarios para desplegar en todas las facetas imaginables su creatividad como guionista, su inventiva visual, su destreza como narrador en un film que encuentra muy escasos antecedentes dentro del cine argentino industrial en cuanto a ambición, riesgo y audacia. La cantidad de figuras convocadas, de locaciones conseguidas y de posibilidades técnicas (incluidos sofisticados efectos visuales) que tuvo a su disposición lo ubican en una dimensión que hasta hace poco parecían imposibles de alcanzar para la producción mainstream local (quizás, en otro registro, 'Metegol' también fue precursora).
Con 'La dimensión desconocida' y 'Cuentos asombrosos' como lejanos pero posibles referentes, 'Relatos salvajes' arranca con un pequeño episodio incluso previo a los títulos de apertura con Darío Grandinetti en el papel de un crítico de música clásica que, en pleno vuelo y de la manera más inesperada, descubre que todos están a bordo por un motivo en común.
Aquí ya se aprecia una de las constantes de Szifron: el humor negro, negrísimo, que puede alcanzar dosis muy altas de crueldad (la mirada del director hacia sus personajes es una de las cuestiones que seguramente generará más de un cuestionamiento) y hasta irrupciones extremas a puro gore.
La segunda historia tiene como protagonistas a Julieta Zylberberg y Rita Cortese, como moza y cocinera de un restaurante de un parador de ruta. Allí llega, en medio de una noche de lluvia torrencial, un candidato a intendente (César Bordón) que, en verdad, es un mafioso y usurero que ha tenido a la familia del personaje de Zylberberg como una de sus víctimas ¿Es la oportunidad perfecta de una venganza tardía? Surge aquí otro de los temas recurrentes en este film de Szifron y que está muy a tono con el debate de la Argentina contemporánea: el dilema de la justicia por mano propia.
La tercera entrega -probablemente la mejor en cuanto a puesta en escena y capacidad de sorpresa- tiene que ver con la lucha de clases, con los prejuicios sociales más arraigados, los resentimientos, la paranoia, esa violencia contenida que crece y crece hasta explotar de la peor manera con un exponente de clase alta (Leonardo Sbaraglia) en su reluciente Audi 0 KM, que vivirá una verdadera pesadilla en una ruta de Salta.
Otra estrella como Ricardo Darín es el protagonista del cuarto capítulo en el papel de un ingeniero experto en detonaciones y demoliciones. El antihéroe debe llegar a tiempo para el cumpleaños de su hija, pero las cosas no saldrán precisamente como esperaba. A pura tensión, Szifron apela a un esquema cercano a 'Después de hora', de Martin Scorsese; y con algo del Michael Douglas de 'Un día de furia' para describir la indignación del hombre común frente a un sistema burocrático e insensible en un auténtico descenso a los infiernos.
El penúltimo relato parece inspirado en varios casos de la crónica periodística reciente, ya que un joven de clase alta atropella a una embarazada causando la muerte de ella y del niño por nacer. Sus padres (Oscar Martínez y María Onetto) llaman de urgencia a su abogado (Osmar Núñez) para planear una salida negociada con el fiscal a cargo haciendo cargo del accidente al jardinero (Germán De Silva). El tráfico de influencias, la corrupción generalizada (incluida la Justicia), la mentira y la codicia son los ejes principales de este tratado moral inquietante, provocativo y perturbador.
El cierre es con la historia que ofrece más humor (siempre negro, claro) y más recursos con un casamiento judío a todo trapo en el que la novia (Erica Rivas) descubre in situ que su flamante marido (Diego Gentile) la engaña con una de las asistentes. En medio de un ataque de nervios por la infidelidad (esta tragicomedia tiene una fuerte veta almodovariana), la humillada protagonista generará un crescendo de locuras y excesos que transformarán al evento en una fiesta a todas luces inolvidable.
Más allá de que, como quedó dicho, no pocos seguramente atacarán a Szifron por la manera en que mira y hasta juzga a sus atribuladas criaturas, lo cierto es que este talentosísimo director, uno de esos auténticos "animales de cine", logra hacer creíble y disfrutable las situaciones más inverosímiles y delirantes sobre esas personas ordinarias que, llevadas a atravesar situaciones extraordinarias, pueden convertirse en verdaderos monstruos.
De más está decir que las actuaciones son impecables, que el equipo técnico se luce en todos los rubros y que hay aquí más ideas por minuto que en buena parte del cine argentino de los últimos años. La polémica, inevitable, tendrá que ver con la ideología y el tono del retrato de una sociedad en descomposición. A nivel artístico, el resultado es apabullante, fascinante y demoledor.
Diego Batlle (otroscines.com)
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