domingo, 6 de octubre de 2019

Manchester frente al mar (2016)

CURSO 2019-2020. SESIÓN 1

Título original: Manchester by the sea.
Fecha de emisión: 18 de octubre, a las 17:00 horas.
Lugar: Salón de actos del I.E.S. Cándido Marante Expósito.
Entrada gratuita. Proyección exclusiva para los miembros del I.E.S. Cándido Marante Expósito. Largometraje expuesto en VO con subtítulos en español.
Presentación a cargo de Roberto A. Cabrera.


SINOPSIS

Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció. (FILMAFFINITY)


TRÁILER



CRÍTICA 1: La insoportable carga de vivir con el peso de la culpa.

Hay cosas en la vida que son difíciles de superar. El dolor que nos causa la pérdida de un ser querido es indescriptible, casi imposible de materializar en palabras. El cineasta Kenneth Lonergan, autor de las apreciables Puedes contar conmigo (2000) y Margaret (2011), es especialista en contar historias de seres perdidos en traumas del pasado. Con Manchester frente al mar ha querido bucear de nuevo en las entrañas de un relato de gran carga dramática escribiendo y dirigiendo este largometraje nominado a seis premios Oscar.

Si en su primera obra explicaba la complicada reconciliación entre dos hermanos y en la segunda se centraba en una joven (Anna Paquin) que se culpabilizaba de la muerte de una transeúnte en un accidente de autobús, en su último trabajo la tragedia lo inunda todo. Así de claro. Y es que estamos ante una propuesta embriagada de una angustia que prácticamente no te deja reaccionar. Cada fotograma exhala una profunda sensación de vacío, de esas que torturan el alma hasta lo más profundo.


El sufrimiento que acarrea nuestro protagonista no se alivia con nada. No hay perdón ni castigo que logren cambiar ese rictus de desasosiego permanente que pasea a lo largo del filme. Lee Chandler (Casey Affleck) es un hombre cercano a los cuarenta que trabaja realizando tareas de mantenimiento en cuatro edificios de Boston. Le vemos arreglando duchas, grifos atascados, sacando la basura o vaciando de nieve las entradas de los portales. Es de pocas palabras y se mantiene distante con los clientes. Eso sí, por las noches ahoga sus penas en alcohol en el bar de turno y si alguien le mira mal no duda en propinarle un puñetazo por las buenas. Es un tipo misterioso que sin duda alberga un pasado oscuro. 

Hay cosas en la vida que son difíciles de superar. El dolor que nos causa la pérdida de un ser querido es indescriptible, casi imposible de materializar en palabras. El cineasta Kenneth Lonergan, autor de las apreciables Puedes contar conmigo (2000) y Margaret (2011), es especialista en contar historias de seres perdidos en traumas del pasado. Con Manchester frente al mar ha querido bucear de nuevo en las entrañas de un relato de gran carga dramática escribiendo y dirigiendo este largometraje nominado a seis premios Oscar.

Si en su primera obra explicaba la complicada reconciliación entre dos hermanos y en la segunda se centraba en una joven (Anna Paquin) que se culpabilizaba de la muerte de una transeúnte en un accidente de autobús, en su último trabajo la tragedia lo inunda todo. Así de claro. Y es que estamos ante una propuesta embriagada de una angustia que prácticamente no te deja reaccionar. Cada fotograma exhala una profunda sensación de vacío, de esas que torturan el alma hasta lo más profundo.
   
El sufrimiento que acarrea nuestro protagonista no se alivia con nada. No hay perdón ni castigo que logren cambiar ese rictus de desasosiego permanente que pasea a lo largo del filme. Lee Chandler (Casey Affleck) es un hombre cercano a los cuarenta que trabaja realizando tareas de mantenimiento en cuatro edificios de Boston. Le vemos arreglando duchas, grifos atascados, sacando la basura o vaciando de nieve las entradas de los portales. Es de pocas palabras y se mantiene distante con los clientes. Eso sí, por las noches ahoga sus penas en alcohol en el bar de turno y si alguien le mira mal no duda en propinarle un puñetazo por las buenas. Es un tipo misterioso que sin duda alberga un pasado oscuro. 

Una llamada de teléfono le avisa de la repentina muerte de su hermano mayor. En la hora y media de trayecto en coche que separa Boston de la localidad pesquera de Manchester by the sea, Lee tiene tiempo de hacer un repaso a aquellos años en los que compartía salidas en barco con el fallecido y contaba chistes sobre tiburones a su sobrino pequeño. Recuerdos que el director nos sirve en forma de flashbacks continuos y que nos trasladan a una época en la que el protagonista exhibía alguna que otra sonrisa. Pero hablamos del pasado.

El regreso de Lee a su pueblo es recibido con incertidumbre, con abrazos secos y miradas huidizas. Ahora tiene que hacerse cargo de la burocracia que conlleva organizar el funeral y de las últimas voluntades de su hermano. La sorpresa viene cuando el notario le lee una carta en la que el difunto dejó por escrito que quería que Lee fuese el tutor de su hijo adolescente. El reencuentro entre tío y sobrino se torna agridulce y forzado. Llevan tiempo sin hablar y a Lee no le hace ni pizca de gracia tener a nadie a su cargo. Patrick, de 16 años, quiere quedarse en su barrio de toda la vida. Allí tiene sus amigos y amigas, a su equipo de hockey sobre hielo y su grupo de música.

En este microcosmos repleto de figuras masculinas que representa Lonnergan, la mirada femenina la pone una excelente Michelle Williams, que encarna a la exmujer de Lee. Aparece en pocas escenas, pero su interpretación de una mujer rota de dolor por dentro que intenta rehacer su vida es de las que no se olvidan. A través de los flashbacks observamos a la pareja en sus mejores momentos. Parecían una familia más o menos feliz. ¿Qué pasó entonces para que todo se viniera abajo?

El director va desgranando la secuencia reveladora con paciencia, dejando que el espectador se vaya haciendo una idea de lo que vendrá a continuación. Acompañada de una música barroca, ese crucial y demoledor instante es de los que deja a una helada en la butaca, tanto como el paisaje invernal que azota ese tranquilo pueblo de la costa norte de Massachusetts. Es imposible escuchar nada más que el clamor de un horror en mayúsculas.

Se trata de una producción que no es fácil de digerir y deja al espectador con una sensación de tristeza y rabia. Lonnergan traza un guión crudo con una narración bien estructurada, sin opción para la acción y con unos personajes incapaces de comunicarse, por mucho que lo intenten. Y en este caos de sentimientos encontrados brilla con fuerza Casey Affleck, que se perfila como ganador del Oscar al mejor actor por un papel que estaba destinado en un principio a Matt Damon. 


Los problemas de agenda del intérprete de Jason Bourne brindaron la oportunidad de lucir todo tipo de gestos de desconsuelo al hermano pequeño de Ben Affleck, que ve cada vez más cerca su ingreso en el star system de Hollywood. Y eso que su nombre se vio salpicado en un caso de acoso sexual del que fue acusado hace unos años, pero parece que no le va a pasar factura a la hora de hacerse con el premio (con permiso de Denzel Washington).

Da la impresión de que en Manchester frente al mar no hay opción a pasar página, que los pecados del pasado estarán ahí siempre presentes, en forma de pesadilla recurrente, para sacudir nuestras conciencias y no dejarnos vivir en paz, por mucho que los demás nos perdonen. La huida hacia ninguna parte que emprende Lee no le salva de convertirse en una especie de zombi que va deambulando sin rumbo fijo, intentando sobrevivir bajo una insoportable carga de culpa. Y lo más trágico de todo es que no espera redención alguna. 

Astrid Meseguer (lavanguardia.com)


Crítica 2: Desgarradora y magnífica.

Cuando se anunciaron las nominaciones a los Oscar tuve claro que algo muy raro tenía que pasar para que ‘La llegada’ (‘Arrival’) no fuese la cinta que iba a estar deseando que ganase cuando se entregasen las preciadas estatuillas. A fin de cuentas es la primera película que me parece una obra maestra en más de una década y sería muy extraño que justo entre las ocho aspirantes hubiera otra.

Desde entonces he visto el resto de candidatas que tenía pendientes y me sigo quedando con el film dirigido por Denis Villeneuve, pero hay otro título que se ha acercado a ella mucho más de lo que esperaba. Se trata de ‘Manchester frente al mar’ (‘Manchester By The Sea’), el nuevo trabajo de Kenneth Lonergan que cuece todo a fuego lento para ofrecernos una propuesta tan magnífica como desgarradora que te deja tocado una vez acaba su visionado.


He escuchado algunas comparaciones entre el estilo propio de algunos malos telefilms de sobremesa y el empleado por Lonergan a la hora de abordar la historia de Lee Chandler, un personaje que parece habitar este mundo sin un motivo más que el hecho de seguir respirando y que a partir de esa situación recibe nuevos golpes de la vida sin que en ningún momento logre dejar atrás uno que cambió su existencia para siempre.

Es cierto que Lonergan evita cualquier tipo de lucimiento, prefiriendo apostar por una puesta en escena sencilla y sosegada que deje al espectador descubrir poco a poco cuál es la situación exacta del protagonista y cómo va lidiando con ella, algo que él mismo desarrolla con maestría desde el guion. La fuerte presencia del drama es lo otro que invita a pensar en una especie de descalificación televisiva cuando en realidad no comparten nada. Aquí lo que prima no es regodearse en las miserias, sino mostrarlas.


De hecho, Lonergan expone la situación de tal forma que incluso hay espacio para una presencia mucho más destacada del humor, a veces negro y otras una consecuencia de cómo lidian los personajes con la delicada situación. Eso sí, nunca está especialmente remarcado, lo cual hace que su presencia sea más llamativa, pero cumple con holgura su función de destensar un poco un relato que se va metiendo poco a poco dentro de ti hasta quizá no asimilar como tuyo el dolor de Lee, pero sí ponerte con facilidad en su estado.

Otra clave para ello es lo bien que se suministra la información que recibe el espectador, tanto en la línea temporal actual como en los cuidados saltos atrás en el tiempo. A fin de cuentas ese pasado ha sido decisivo para lo que es ahora Lee y también para entender sus dificultades para aceptar una situación totalmente inesperada. Habrá quien califique a ‘Manchester frente al mar’ de lenta como algo negativo cuando en este caso era simplemente el tempo que demandaba la historia.


Eso es algo que también afecta al tratamiento de los personajes, ya que estamos en una película con un protagonista omnipresente y que hasta cierto punto se define más por lo que le ha pasado con esos otros personajes que por sus acciones. La cuestión es que todos ellos cumplen esa función y en algún caso -pienso sobre todo en un muy solvente Kyle Chandler, y en, como es habitual en ella, una estupenda Michelle Williams- puede dar la sensación de que había más historia por contar. 

Sin duda la hay -y es un detalle que, pese a todo, se deja notar-, pero no es la de Lee y en ese aspecto creo que ‘Manchester frente al mar’ es irreprochable, ya que logra darles a todos ellos entidad -en algunos casos más que en otros, claro está- sin descuidar nunca cuál es su función principal. Sorprende especialmente la buena dinámica que se establece entre Casey Affleck y Lucas Hedges, quien ha logrado una merecidísima nominación al Oscar por dar vida a Patrick, el sobrino del protagonista.


Sin embargo, la auténtica clave es que todo está al servicio de Affleck sin dar la sensación de que sea para su lucimiento personal, ya que aquí echa mano de una envidiable contención para mostrar su vacío interior y la va modulando de forma impecable a medida que lucha interiormente con su nueva situación. Sentimos literalmente su dolor y a ello también aporta muchísimo todos los que le rodean, pero sin caer nunca en los excesos melodramáticos en los que tienden a caer este tipo de relatos, teniendo además espacio para mostrar otra cara diferente durante los flashbacks.

Todo ello rodeado con un clima de normalidad alterada que aporta Lonergan desde la puesta en escena y que refuerzan otros aspectos como la banda sonora de Lesley Barber. Hay una peculiar belleza en ese paisaje repleto de dolor que termina de darle ese toque especial que ayuda a que conectemos con ella y a dejarnos con el nudo en la garganta durante bastante tiempo tras llegar a su fin sus algo más de dos horas de metraje.

En definitiva, ‘Manchester frente al mar’ es una película sobresaliente, un drama muy poderoso en el que también hay cierto espacio para el humor y donde sus actores realizan un trabajo impresionante, en especial un Casey Affleck que dudo que jamás vaya a estar mejor que aquí. Con todo, no le llega para ser la mejor de las aspirantes al Oscar de este año, pero sí para ocupar un muy merecido segundo lugar.

Jorge Loser (espinof.com)

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